La actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia
Winston Churchill
Esta frase cobra aún más sentido si hablamos de procesos de rehabilitación asociados a lo que conocemos hoy como Terapia Ocupacional. Es una evidencia que cuando estás motivado con lo que haces, lo haces mejor y da mejores resultados.
Los orígenes del Terapeuta Ocupacional
Como seres humanos, hacer algo útil, algo con lo que consigamos el reconocimiento de nuestro entorno, que nos haga sentir autónomos, o que sencillamente nos guste, son algunas de las cosas que más despiertan nuestra motivación y nuestro instinto de superación.
Ya en la antigüedad se habían percatado de esto. En el 2000 a.C. los egipcios trataban a los enfermos de “melancolía” con juegos y actividades lúdicas.
En la Grecia clásica, Esculapio creó el hospital de Pérgamo, donde se trataba a los pacientes mentales con música y literatura (podríamos encontrar aquí, tal vez, al primer Terapeuta Ocupacional). Hipócrates fue consciente de la relación cuerpo-mente y de cómo el trabajo, la lectura o la lucha libre mejoraban el estado de salud.
Inicio de la base científica de la Terapia Ocupacional
Tras el oscurantismo de la Edad Media, con el Renacimiento vuelve el interés por el movimiento y sus efectos sobre el cuerpo humano. Autores como Leonardo, Descartes, y Bacon enfocan sus estudios en el ritmo, la postura y el gasto energético que implica cada movimiento del cuerpo y su impacto en el tratamiento.
Se llegó a la conclusión de que el metabolismo del cuerpo y las funciones cerebrales podían beneficiarse de los ejercicios ocupacionales y de las actividades recreativas.
Con el estallido de la I Guerra Mundial en 1914, los países se dieron cuenta de que muchos de sus heridos tenían dificultades para volver a su vida anterior debido a sus graves lesiones físicas.
Aparecen los primeros “auxiliares de reconstrucción” y la incipiente terapia ocupacional se extiende no sólo a los enfermos mentales, sino también a los heridos de guerra.
En julio de 1921 se graduaron 1685 auxiliares de reconstrucción, fue cuando la Terapia Ocupacional empezó a introducirse en el terreno científico relacionada con el tratamiento de la incapacidad física.
A día de hoy, la figura e importancia del terapeuta ocupacional está más que reconocida, y podemos encontrarla no sólo en el tratamiento de patologías físicas y mentales, sino en lugares cómo cárceles, centros de desintoxicación o casas de acogida.
Que hace el Terapeuta Ocupacional
El terapeuta ocupacional se enfoca en varios aspectos claves.
Uno de ellos es lograr el mayor grado de independencia posible en las actividades de la vida diaria, es decir, en cosas como comer, vestirse, ducharse, ir al baño,… y claro, esto está íntimamente ligado a la calidad de vida.
A todos nos gusta sentirnos independientes y ser capaces de ocuparnos de nuestras cosas, en la medida de lo posible. Por esta razón, considero clave la labor del terapeuta ocupacional en este sentido.
Se ocupa también de aspectos físicos, psíquicos, cognitivos, emocionales, sociales y laborales, con la intención de que las personas tengan una vida lo más plena posible.
Se trata como veis, de una profesión que puede cambiar una vida, y también de una profesión muy vocacional.
Sin embargo esto a veces no es suficiente.
Intorus, un aliado del Terapeuta Ocupacional
El terapeuta ocupacional se encuentra con grandes retos en su día a día, cómo captar el interés de los pacientes, despertar su motivación e instinto de superación, buscar actividades entretenidas y eficaces en cuanto a los objetivos terapéuticos, conseguir que la terapia no se limita a las horas de sesión y se practique también en el día a día…
Para mi esta profesión era desconocida, hasta que en las primeras salidas con flipyflux (el antecesor de Intorus) varias personas me dijeron que “eso es ideal para la terapia ocupacional”.
Ahora sé por qué y cómo ayuda (aquí puedes ver una entrevista del Canal de Extremadura sobre un Taller que organizamos en ASPACE).
Por un lado trabaja la actitud del paciente. Despierta la motivación, el interés, las ganas de participar, de superarse a uno mismo… al mismo tiempo se adapta a las características y circunstancias de cada uno, te hace sentir bien, invita a continuar, compartir, jugar, inventar, y no tiene una forma buena o mala de hacerlo, incluso en pacientes con movilidad muy reducida provoca satisfacción y ganas de continuar.
Y todo esto, íntimamente ligado al movimiento, la coordinación, la conciencia corporal, conciencia espacial, propiocepción, bilateralidad y otros tantos conceptos psicomotrices que Intorus potencia de manera natural.
Intorus como Herramienta Terapéutica – Facultad de Cáceres
Completando el formulario, puedes descargarte un trabajo de investigación en el que he contado con el apoyo de la Facultad de Cáceres de Terapia Ocupacional.
Este trabajo está muy bien (y es muy práctico), pero debo aclarar que se refiere a la versión anterior de Intorus (Flipyflux).
Actualmente estamos desarrollando una nueva investigación con el nuevo Intorus y sus posibilidades mucho más completas.
